El modo en el cual se habían clasificado ambos equipos en su camino hacia Londres era bueno para un Lyon que aplastó a todos sus rivales. En cambio las chicas de Kellermann habían padecido en sentenciar sus encuentros contra grandes equipos europeos, uno de ellos el Arsenal.
El poderío económico del equipo francés les permitió tener un plantel de extraordinarias jugadoras muy experimentadas todas. Es por ello que disponía respeto ante su adversario. Pero el otro finalista no corría la misma suerte sino todo lo contrario; mantenía un perfil bajo, sumiso que poco a poco fue llegando a la cúspide de la gloria. El presupuesto del Wolfsburgo no le permitió tener un banquillo tan reforzado de grandes estrellas y si ha esto le agregamos las bajas y las dudas en la plantilla del equipo teutón, la sensación de la final se podía deducir a simple vista.
El partido empezó con una sorprendente presión dada a la disposición táctica de las jugadoras alemanas que se plantaron en el terreno de juego. Todo el esfuerzo y la fuerza por el cual se les caracteriza a este equipo se hicieron valer para poco a poco poder asfixiar en la salida del balón del equipo francés. Poco después se hicieron notar los primeros remates al arco por parte de la centrocampista alemana Lena Goessling, quién en base a su confianza y al de su compañera Lina Magull lograron mantener el balón en la zona de ataque.
Obviamente la presión no podía seguir así durante todo el primer tiempo y a partir de la media hora de juego el Lyon reaccionó y empezó a contrarrestar al conjunto verdiblanco que se veía en la obligación de cortar varias ocasiones de gol. En un par de minutos las francesas tuvieron oportunidades muy claras frente al arco.
Pero las indicaciones del entrenador Ralf Kellermann se impuso desde principio a fin. Las bajas de Viola Odebrecht y Verena Faisst, dejaban arriesgado a un Wolfsburgo que además no podía contar con Meren Tetzlaff, Rebecca Smith, Annabel Jager y Selina Wagner. Parecía que el equipo alemán tendría dudas en establecer a su once ideal pero Kellermann lo tenia bajo control.
La dosis de actitud, agresividad y profundidad de las jugadoras como Alexandra Popp en el ataque e Ivonne Hartmann en el medio campo lograron equilibrar al equipo.
El Lyon no hizo valer su supremacía cuando Muller se acercó a ejecutar el penal a falta de unos minutos para el pitazo final, dando la victoria al equipo debutante después de un par de semanas en la que también se unió su primer titulo de la Bundesliga y de la Copa de Alemania.
Y como no podía ser de otra forma en esta apasionante e increíble deporte llamado fútbol, si no anotas lo terminas pagando. El milagro que buscaba el Wolfsburgo se reflejaba en su forma de juego en el que llegó un centro sin peligro de Luisa Wensing y fue cortado con la mano por Laura Georges. Oportunidad clave para anotar el primero y abrir el marcador. No había persona mas adecuada para asegurar la final soñada del Wolfsburgo que la veterana Martina Muller, la encargada de ejecutar desde los doce pasos.
Lo que resume de este triunfo fue el trabajo táctico tanto por el equipo teutón y por la interpretación que plasmaron en el campo las jugadoras y que quizás mereció mejor resultado por el trabajo realizado por el técnico Ralf Kellermann.
Como en toda final de un partido se percibe las dos caras de la moneda. Por un lado la satisfacción y la alegría del equipo alemán que comparado con el rostro del conjunto francés que no podía creer la derrota, del cual ya no era mas el invicto de este torneo. Pero como se dice en el fútbol dominar no significa ganar siempre.
Crónica
Ivette Montes